Buscar este blog

jueves, 30 de septiembre de 2010

La Biotecnología ¿un peligro o un futuro promisorio?



Es imposible saber a ciencia cierta en que momento se produjo una revolución fundamental en la historia humana, la domesticación de plantas y animales. No es claro siquiera que se haya dado una sola vez y al mismo tiempo, lo cierto del caso es que esta revolución que tiene un poco de ciencia, de arte y de técnica, permitió a la sociedad humana pasar del estado del nomadismo a una vida sedentaria, permitiendo asentamientos estables.

Desde esos inicios la sociedad humana comenzó a intervenir en el desarrollo de animales y plantas con el objeto de hacerlos más adecuados para el ser humano, también, desde temprano se hicieron fermentos utilizados para hacer pan, cerveza y vino. Estas son intervenciones en los procesos biológicos, con tecnologías diferentes podemos decir que fueron formas básicas de biotecnología. Cuando comenzaba la segunda mitad del siglo XX , en 1953 en el número 25 de la Revista Nature, James Watson y Francis Crick publicaron un artículo que permitió desvelar la estructura en doble hélice del ADN, el portador de la información que indica las características que tendrá una célula, este descubrimiento abrió las puertas a una serie de técnicas que van a desembocar en la Biotecnología actual.

Más adelante, Stanley Cohen y a Herbert Boyer descubrieron unas "tijeras genéticas" capaces de cortar el ADN en lugares muy precisos. Entonces, se preguntaron ¿por qué no cortar segmentos específicos como son los genes? Y más aún, ¿por qué no remplazar al gen cortado por otro de otra especie, capaz de sintetizar proteínas que el primero organismo no producía? Ahí fue que nació la Ingeniería Genética y la capacidad de modificar el ADN. Lo que constituye el primer éxito de esta nueva tecnología es la producción bacteriana de insulina que contribuyó a brindar mayor seguridad médica y de abastecimiento a las personas enfermas de diabetes.

La Biotecnología es una puerta abierta a un sinfín de oportunidades en el ámbito médico, estamos viendo y veremos aparecer nuevas plantas, nuevos animales, es una verdadera explosión de novedades que son por lo demás, un tremendo negocio. Este desarrollo de la Biotecnología para algunos es una promesa de un futuro maravilloso, en cambio para otros es un peligro inmenso y una nueva fuente de explotación de la naturaleza y del ser humano.

Si bien es cierto, como lo mencionamos en un comienzo, que desde tiempos remotos el ser humano ha intervenido la naturaleza para su propio provecho, el cambio fundamental de la Biotecnología actual es que las transformaciones efectuadas hasta ahora se hacían con cruces de animales o plantas biológicamente compatibles o con parentesco, hoy se pueden mezclar especies que no tienen ninguna cercanía biológica. Hay una abundante experiencia de graves problemas de desequilibrios que ha significado introducir especies en regiones geográficas o ecosistemas diferentes, en este caso, cambia la escala, pero la situación es análoga, y podría producir un nuevo tipo de contaminación que puede ser mucho más peligrosa y difícil de controlar.

Otro tema controversial se refiere a las plantas de cultivo transgénico; durante la llamada Revolución Verde se impusieron algunas variedades de cultivo de alto rendimiento que eran eficientes en una agricultura mecanizada y dependiente de productos químicos. La actual revolución biotecnológica puede caminar en el mismo sentido y eso provoca erosión genética o pérdida de la biodiversidad que son fundamentales ante un cambio de condiciones, por ejemplo, de clima, algo por demás muy probable en un mediano e incluso corto plazo. ¿Se puede considerar un avance mejorar el rendimiento de los cultivos a cambio de una mayor vulnerabilidad provocada por una menor diversidad genética?

En lo humano el peligro es que las semillas modificadas genéticamente son patentadas por las industrias que lo hacen, esto significa que a medida que se vayan imponiendo estas semillas más rentables económicamente, además de la pérdida de diversidad genética, los agricultores deberán, pagar regalías a los productores de semillas mientras las utilicen para cultivar. Por otro lado, nadie puede impedir que el polen vaya de un predio a otro y que un sembrío se contamine con las semillas modificadas genéticamente, ante esto el agricultor que ha sido contaminado será perseguido por utilizar semillas patentadas.

Estamos ante una nueva revolución por eso el Economista Jeremy Rifkin ha dicho que el siglo XXI no es en realidad el siglo de la Información, sino el de la Biotecnología.

¿De qué depende que el futuro sea mejor que el presente gracias a los aportes de la biotecnología, o que nos estemos encaminando hacia un abismo?

Siempre las nuevas tecnologías han causado un rechazo inicial como sucede en general con todo cambio. Pero ¿es la biotecnología algo que se pueda analizar sólo desde una perspectiva tecnológica? Si así lo fuese estaríamos muy bien ya que la tecnología que se utiliza es muy precisa y cuenta con herramientas muy eficientes.

Las ciencias, las técnicas, las artes, no funcionan solas, siempre hay personas que las operan. Una herramienta no es buena o mala en sí, de un trozo de mármol y unas pocas herramientas utilizadas por las manos de Miguel Ángel Buonarroti surgió el Moisés. Hoy contamos con el mismo mármol y mejores herramientas, pero no vemos muchas esculturas del nivel del Moisés.

El ser humano se adapta a diferentes condiciones y circunstancias a través de su capacidad de generar cultura, respuestas que le permitan enfrentar los desafíos que le presenta el medio físico, psicológico, social e histórico, así la historia está lleno de estos constantes esfuerzos de los cuales han ido surgiendo descubrimientos e inventos que muestran la inmensa capacidad creadora del ser humano.

Esta actividad creativa es natural en el ser humano, todos trabajamos y utilizamos nuestras capacidades para enfrentar los desafíos que se nos plantean o que salimos a buscar. En todo trabajo hay dos formas de resultados, la principal que es aquella que nos proponemos, y una secundaria que es la remuneración que obtenemos por ello. Por ejemplo un médico obtiene un resultado principal que es curar a un enfermo o mantener la salud de una persona sana, es natural que obtenga una remuneración por su trabajo, pero si le pagan o no, eso no le agrega o quita a su calidad de médico. La capacidad musical de Beethoven no se mide por lo que ganó por sus composiciones. La capacidad pictórica de un Leonardo no se mide por lo que le pagaron por sus cuadros. A la capacidad poética de un Amado Nervo no se le pone precio, ni tampoco a las tragedias de un Shakespeare o a las novelas de Tolstoi.

Hoy hemos invertido el orden y consideramos que lo principal es la rentabilidad, ahí está el peligro, la música como arte ha servido para elevar el alma del ser humano a esas alturas a las que nos conducen los grandes músicos o ha llenado, en el caso de la música folclórica, la convivencia social de los pueblos. Pero la música como producto de venta se ha transformado en melodías repetitivas cuando no cacofónicas, en la cual la única vara para medir es la popularidad.

La biotecnología es una gran posibilidad, pero también entraña un gran peligro, en eso se parece a la energía atómica. Sin embargo, el manejo de la energía nuclear, en las armas, en las centrales nucleares y en los reactores, está en manos de los Estados, en cambio la Biotecnología está en manos de unas pocas grandes empresas. Es por eso que surge la gran interrogante ¿será utilizada para el bien común o solo para incrementar las ganancias, sin importar el costo que ello signifique?

¿Estamos ante un peligro inminente o se nos abren las puertas de una nueva revolución similar a la que permitió a la sociedad humana pasar del nomadismo a la vida sedentaria?

¿Tendremos la madurez social y política para hacer un buen uso de esta nueva tecnología?

Una vez más vemos como lo esencial, aunque a veces lo olvidemos es el factor humano, las tecnologías pueden ser herramientas muy eficientes para construir el futuro, o armas muy peligrosas para destruir el presente, depende de las personas y sociedades que hagan uso de ellas.